Estas fotos las tomamos hace unos meses atrás, cuando el invierno no se iba por completo y el sol aparecía de vez en cuando. Era una de esas típicas tardes de domingo que hace frío, pero no como para quedarte acostado.
Nos pareció interesante mostrarlas porque tienen un sello distinto, además reflejan muy bien el color del día. Paseamos un rato por el cerro San Luis - que es lo más extraño que hay en Santiago- con esa mezcla entre Valparaíso y la Dehesa, que no logras entender si te gusta o no, pero algo llama tu atención. Después de eso, nos fuimos a tomar un cafecito al Rendebú.
